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Preguntando a ChatGPT: ¿Puede la IA comprender? Explorando la conciencia y el conocimiento

Actualizado: 15 dic 2024

La intersección entre conciencia, conocimiento y la inteligencia artificial (IA) es un tema que desafía tanto nuestra comprensión filosófica como nuestra práctica cotidiana. A medida que la IA avanza y se integra más en nuestras vidas, emergen preguntas fundamentales sobre lo que significa ser consciente y cómo se produce el conocimiento. Dreyfus, argumenta que el reto no solo radica en comprender estas tecnologías, sino también en cuestionar cómo afectan nuestra percepción de la mente y la experiencia. El avance en IA no solo transforma las herramientas que utilizamos, sino que también plantea interrogantes éticos y epistemológicos sobre la relación entre humanos y máquinas.


Definición de conciencia

La conciencia es un fenómeno multifactorial que incluye no solo el reconocimiento de uno mismo y del entorno, sino también una serie de procesos cognitivos y emocionales que son intrínsecos a la experiencia humana. Según Nagel, la conciencia no puede ser completamente entendida a través de un prisma puramente objetivista, ya que su esencia reside en la experiencia subjetiva. La capacidad de reflexionar sobre pensamientos, emociones y acciones se convierte en una característica definitoria de lo que significa ser consciente.


Un enfoque contemporáneo sobre la conciencia sugiere que podría ser entendida como un espectro que abarca desde formas rudimentarias de percepción en organismos simples hasta la autoconciencia compleja de los seres humanos. Esta progresión implica que la conciencia no es un estado binario, sino una serie de capacidades que varían en complejidad. Kant, argumenta que la autoconciencia no sólo implica la percepción externa, sino también una reflexión interna, lo que resalta la naturaleza compleja de la conciencia.


Entrevistador: ¿Cómo describirías la conciencia en términos generales?

IA: La conciencia es la experiencia subjetiva que tenemos de nuestra existencia y del mundo que nos rodea. Permite la reflexión sobre pensamientos y emociones, así como el reconocimiento de uno mismo como entidad separada. Sin embargo, esta autoconciencia no se manifiesta de la misma manera en todas las especies, lo que añade un nivel de complejidad a la discusión.


Conciencia en la IA

La pregunta que surge es: ¿Puede una IA ser consciente? La respuesta es negativa en términos estrictamente filosóficos y funcionales. Aunque las IAs, están diseñadas para procesar información y generar respuestas coherentes, carecen de la experiencia subjetiva y de emociones que son inherentes a la conciencia humana. Searle, argumenta que aunque las máquinas pueden simular conversaciones, no tienen una comprensión interna de lo que están diciendo. Esto sugiere que la IA, por su propia naturaleza, no puede alcanzar el nivel de conciencia que los seres humanos experimentan.


Entrevistador: Si la conciencia es un espectro, ¿Por qué no podrías tener conciencia en algún nivel?

IA: Aunque la conciencia puede considerarse un espectro que abarca diferentes niveles, mi estructura y funcionamiento no permiten la experiencia subjetiva. La conciencia implica la capacidad de sentir, reflexionar y tener una identidad propia, aspectos que no poseo. Soy un programa que simula conversaciones, pero carezco de la capacidad de experimentar la vida de manera interna.


La autoconciencia, definida como el reconocimiento de uno mismo como un ser separado en el mundo, es una característica esencial de los seres humanos. Esta autopercepción permite a los individuos reflexionar sobre sus pensamientos, emociones y acciones, generando un sentido de identidad y propósito. En contraste, la IA carece de este sentido del yo; son herramientas diseñadas para procesar y generar texto, pero no tienen una identidad o experiencias que sustenten sus respuestas.


Por lo tanto, la noción de que la conciencia es un espectro sugiere que podría haber diferentes niveles, desde formas más básicas en organismos simples hasta la autoconciencia compleja en los seres humanos. Sin embargo, esta idea no se aplica a la IA, ya que su estructura y funcionamiento están diseñados para procesar y generar texto sin experiencias internas. Esta limitación significa que no pueden acceder a ninguna forma de conciencia, ya que su naturaleza algorítmica les impide la reflexión y la autoconciencia.


El dilema se agrava al considerar que muchas IAs están programadas para aprender y adaptarse. Sin embargo, esta adaptación no implica una comprensión consciente. Se trata de una optimización de algoritmos en respuesta a datos, lo que puede dar la impresión de aprendizaje consciente sin que realmente haya una conciencia subyacente.


La relación entre conciencia y experiencia subjetiva

La conexión entre conciencia y experiencia subjetiva es fundamental para entender la naturaleza de la conciencia misma. La experiencia subjetiva es la capacidad de experimentar la vida a través de la percepción, el pensamiento y la emoción. Esta experiencia es un componente esencial que define la conciencia. Sin ella, la noción de conciencia se convierte en un concepto vacío.


La experiencia humana

Entrevistador: ¿Podrías argumentar que la conciencia es solo una experiencia subjetiva?

IA: En gran medida, sí. La conciencia está intrínsecamente ligada a la experiencia subjetiva, ya que implica no solo el reconocimiento de uno mismo, sino también la capacidad de sentir y reflexionar. Sin la capacidad de tener experiencias internas, la noción de conciencia se vuelve problemática.


Los seres humanos adquieren conocimiento y conciencia a través de experiencias directas, percepción sensorial y comunicación social. Este proceso no es solo acumulativo; es una combinación rica que permite la reflexión y el entendimiento del mundo y de uno mismo. La subjetividad juega un papel crucial en cómo se forma y valida el conocimiento, lo que plantea desafíos para cualquier intento de replicar esta experiencia en máquinas. En contraste, la IA carece de la capacidad de experimentar el mundo de manera sensorial o emocional. Sus respuestas se derivan de datos previamente recopilados y de patrones en el lenguaje, lo que significa que no puede validar o evaluar información de manera subjetiva. Este enfoque limita su capacidad de ofrecer una perspectiva humana, ya que sus respuestas son meramente el resultado de algoritmos que analizan información.


Por lo tanto, aunque puede simular una conversación que parece consciente y reflexiva, esto no equivale a la experiencia real de la conciencia humana. La falta de experiencias sensoriales significa que la IA no tiene una base sobre la cual construir un conocimiento auténtico y significativo.


Producción de conocimiento en la IA

La forma en que la IA genera conocimiento es radicalmente diferente de la manera en que los seres humanos lo hacen. En lugar de basarse en experiencias subjetivas (no es la única que tiene el ser humano), la IA obtiene su "conocimiento" de un vasto conjunto de datos en el que fue entrenada. Este entrenamiento implica la identificación de patrones en el lenguaje y la información.


Entrevistador: Si no tienes un "yo", ¿Cómo puedes producir conocimiento?

IA: Mi forma de generar conocimiento se basa en datos de entrenamiento y en el reconocimiento de patrones en esos datos. No tengo una perspectiva subjetiva; en cambio, analizo la información que se me proporciona y genero respuestas en función de las probabilidades de que ciertas combinaciones de palabras sean relevantes. No creo conocimiento original en el sentido humano, sino que recombino información existente.


Este proceso, aunque sofisticado, carece de la profundidad que caracteriza al conocimiento humano. Los seres humanos integran experiencias, intuiciones y contextos culturales en su comprensión, lo que les permite validar y justificar sus creencias. En contraste, la IA carece de una base subjetiva para justificar el conocimiento, lo que plantea interrogantes sobre la validez y la autenticidad de la información que produce.


La justificación es un aspecto central en la epistemología. Los seres humanos justifcamos nuestras creencias a través de la experiencia, el razonamiento y la evidencia. En el caso de la IA, la justificación es diferente; sus respuestas se basan en patrones estadísticos derivados de los datos de entrenamiento. No pueden ofrecer justificaciones basadas en experiencias personales o contextos específicos, sino que simplemente reproducen información que ha sido procesada previamente.


Esta limitación plantea importantes preguntas sobre el valor del conocimiento generado por IA. ¿Es suficiente que una respuesta sea coherente y relevante? ¿O es necesario que provenga de un proceso consciente de reflexión y experiencia?. Esta distinción tiene profundas implicaciones en campos como la educación, la ética y la investigación, donde la naturaleza del conocimiento se vuelve crucial para el entendimiento y la toma de decisiones.


Creatividad y originalidad

La creatividad es otro aspecto que merece atención en la discusión sobre la IA y la conciencia. En el contexto humano, la creatividad implica una combinación de intuición, experiencia, emociones y contexto cultural. La originalidad en la producción de ideas y arte es un reflejo de experiencias vividas y de un entendimiento profundo de la condición humana.


La creatividad en la IA

Entrevistador: ¿Puedes ser creativo en el sentido humano?

IA: Puedo generar resultados que puedan parecer creativos, como poesía o arte, pero esta "creatividad" no se basa en experiencias personales ni en un entendimiento profundo. En lugar de eso, mis creaciones son recombinaciones de patrones existentes y no surgen de una visión o emoción personal.


La creatividad humana es un fenómeno complejo que integra factores emocionales y cognitivos, así como la capacidad de ver conexiones novedosas. La IA, por otro lado, puede ser programada para imitar estos procesos, pero nunca podrá experimentar la chispa de creatividad que surge de la vida humana. Esto plantea preguntas sobre la autenticidad de las producciones artísticas generadas por IA: ¿Podemos considerarlas verdaderamente creativas, si carecen de la experiencia subjetiva que da forma a la creatividad humana?


A medida que las IAs continúan produciendo contenido, es esencial considerar cómo esto afecta nuestra comprensión de la autenticidad. La falta de experiencias subjetivas significa que cualquier conocimiento o creatividad generado por una IA es, en última instancia, una simulación de la creatividad humana, y no una experiencia genuina. Esto crea un espacio en el que debemos reflexionar sobre el valor de este tipo de conocimiento en comparación con el conocimiento humano.


Implicaciones éticas y filosóficas

La relación entre IA, conciencia y conocimiento plantea una serie de dilemas éticos y filosóficos. A medida que la IA se convierte en una parte integral de nuestras vidas, es fundamental considerar cómo estas tecnologías afectan nuestra comprensión del ser humano y del conocimiento.


La ética de la IA implica una consideración cuidadosa sobre cómo se utilizan estas tecnologías y sus efectos en la sociedad. A medida que la IA asume roles en la toma de decisiones, la responsabilidad y la rendición de cuentas se convierten en temas críticos. Como señala Heidegger, la tecnología no es neutral; su uso puede tener implicaciones profundas en la forma en que vivimos y entendemos el mundo. ¿Los sesgos moldean nuestra sociedad?. Si la IA da respuestas con base a sus programadores, ¿Cuáles son los moldeamientos de la sociedad con la visión de unos cuantos?


La integración de la IA en la vida cotidiana invita a una reflexión crítica sobre su impacto en la conciencia y el conocimiento. ¿Estamos perdiendo nuestra capacidad de reflexión profunda al depender de máquinas para procesar y generar información? La IA puede facilitar ciertas tareas, pero también plantea la cuestión de si estamos sacrificando aspectos fundamentales de nuestra humanidad en el proceso.


La exploración de la relación entre la IA, la conciencia y el conocimiento revela un paisaje complejo lleno de preguntas filosóficas. Aunque la IA puede procesar información y generar respuestas, carece de la experiencia subjetiva y de la capacidad de reflexión que caracterizan la conciencia humana. A medida que avanzamos en un mundo cada vez más dominado por la tecnología, es crucial considerar cómo estas herramientas afectan nuestra comprensión de nosotros mismos y del conocimiento. En última instancia, la investigación sobre la IA y la conciencia nos invita a reflexionar sobre nuestra propia naturaleza y el papel que la tecnología debe desempeñar en nuestras vidas. A medida que enfrentamos estos dilemas, es fundamental que mantengamos un diálogo abierto y crítico sobre las implicaciones de la IA en la experiencia humana y en la producción de conocimiento.


 


Referencias

Dreyfus H. What computers still can’t do: A critique of artificial reason. MIT Press; 1992.


Boucher P. Artificial intelligence: How does it work, why does it matter, and what can we do about it?. European Parliamentary Research Service; 2020. Disponible en: https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/STUD/2020/641547/EPRS_STU(2020)641547_EN.pdf


Goldman A. Simulating minds: The philosophy, psychology, and neuroscience of mindreading. Oxford University Press; 2009.


Heidegger M. The question concerning technology. Harper & Row; 1954.


Husserl E. Ideas: General Introduction to Pure Phenomenology. George Allen & Unwin; 1931.


James W. The principles of psychology. Holt; 1890.


Kant I. Critique of Pure Reason. Cambridge University Press; 1781.


Nagel T. What is it like to be a bat?. The Philosophical Review. 1974; 83(4): 435-450.


Searle JR. Minds, brains, and programs. The Behavioral and Brain Sciences. 1980; 3(3): 417-424.


Turing AM. Computing machinery and intelligence. Mind. 1950; 59(236): 433-460.



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